Después de comer, nos metemos en dos furgonetas para ir enseguida a un área cercada, que corresponde a una reserva de guepardos (Cheetah en inglés). Es hora de darles de comer y están inquietos. Hay unos 15 y pasan justo al lado nuestro. Es impresionante los ruidos que hacen entre ellos para comunicarse. Se enzarzan para ir indicando quienes van a comer primero. A uno de los remolques en el que va la gente se le pincha una rueda, por lo que tienen que bajar a pelo, delante de los gatitos, a otra furgoneta. Empieza el reparto de comida, haciendo volar los pedazos de carne de 5-8 kilos. Los guepardos realizan unos saltos espectaculares para cazar la comida. Todos tienen su ración. Ahora están más tranquilos y pausados, cada uno a lo suyo.