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Decimoséptimo día en Japón. Llegamos a Koyasan lloviendo, estado natural por lo visto en esta zona. Por eso está todo verde y hay unos musgos de medio metro de espesor. Nos instalamos en uno de los 117 templos que hay aquí, y uno de los cincuenta y tantos que ofrecen alojamiento. En esta época está todo prácticamente lleno. El templo es austero como todo buen templo budista que se precie.
A la tarde aprovechamos para callejear y ver el Daimon, la puerta antigua que daba acceso e un lado del valle. Después vamos al complejo Danjo Garan, donde hay una pagoda en su parte central redonda, muy atípica del resto de las que hemos visto. Es la más alta del valle. Muy bonita.