Viajes por lugares

ESPAÑA

Crónicas Viajeras

Descripción de un Camino en el tiempo de la peseta I


Esta crónica es en homenaje a Demetrio

Peregrinos: Abilio Gálvez Castillo y Demetrio Alonso Hernández.



A cuento de que, dos prejubilados de Magneti Marelli con edades de 58 años Abilio y 54 Demetrio se deciden hacer el Camino de Santiago.



Todo surgió en la Escuela de Adultos de la Estación de Guadalajara C/ Rio Sorbe, donde nos matriculamos para hacer un curso de Internet, pues sentimos mucha curiosidad por las nuevas tecnologías y un buen día, navegando por la Red, utilizando el buscador AltaVista, se nos acercó nuestro profesor Salvador Sánchez y nos invitó a visitar su Web, (Buscador AltaVista ) «Paca y Salvador» donde explica con todo lujo de detalles, fotos incluidas, la ruta que él y su esposa Paca, hicieron el año pasado desde Roncesvalles, hasta Santiago y la verdad es que aunque nos parecía una historia que exigía demasiado sacrificio, pues los entrenamientos previos que él realizo, nosotros consideramos que con las caminatas que nos damos a diario creemos lo tenemos superado.



De todas formas decidimos sacar copia de la mencionada web para consultar con nuestras respectivas, Loli y Ángeles, por si se decidían a hacer con nosotros los entrenamientos necesarios para este evento, cosa que por distintos motivos casi dábamos por descartado, y no nos equivocamos, pero si conseguimos el visto bueno para hacerlo nosotros, debo de reconocer que nos costó mucho irnos a nosotros sin su compañía, pero después de analizarlo con detenimiento, y teniendo en cuenta que los entrenamientos previos ya los dábamos por hechos, pues las caminatas que durante los meses anteriores nos habíamos realizado recorriendo, Clavin, Sotillo, Iriepal Etc. Etc. nos sentíamos con la suficiente fuerza para poderlo realizar, solo nos faltaba comprar algunas cosas que Salva apunta en el capítulo de provisiones y consejos, y decidir día, y desde donde Por fin pensamos que el día Viernes siete de julio (San Fermín) es un día adecuado, como tenemos que pedir vacaciones por nuestra situación laboral nos ahorramos tres días, porque pensamos, que bajando al INEM a solicitarlas el Jueves para que el próximo Lunes nos empiecen a contar, pero la funcionaria que nos atendió no debía de estar en su mejor momento, y nos comunicó que los días de vacaciones empiezan a contar desde el día que se solicitan, entonces decidimos volver a bajar al siguiente día Viernes, para irnos el Lunes a primera hora y nos lo concederán, y cuando llegamos la funcionaria que nos atendió fue Marisol que por su parte todo fueron facilidades y nos pudimos irnos el día previsto (Viernes siete de Julio San Fermín).




07/07/00 Guadalajara – Chamartín

Salida de mi casa a las 12:00 horas a recoger a Abilio, nos acercaron a la estación Javi y Carlos, mis hijos, que antes de tomar el tren nos hicieron una foto.


El primer paso...

Nos daba vergüenza ir andando desde el coche a la estación, pues la vestimenta mochila y gorra incluida, no nos parecía la más adecuada. Sacamos billete hasta Chamartín pues yo previamente me había informado por teléfono que el tren que partía hacia León, salía de Madrid a las 15:00 horas, Llegamos a Chamartín a las 14:00 horas y enseguida nos pusimos en cola a sacar los billetes, una vez sacados nos tomamos una caña y nos dispusimos a buscar los servicios, (que no fue fácil) y a las 14:15 nos bajamos a coger el tren, que en uno de los monitores de información indica que en el andén nº 16 salía el tren dirección León, los andenes tiene acceso por unas escaleras automáticas, y cuando bajamos nos sorprendió no ver ningún pasajero en los andenes y preguntamos a un funcionario de Renfe, si era el andén de donde partía el tren en dirección León y sorprendido nos dijo, enséñenme sus billetes, y al verlo nos indicó, este billete corresponde al tren que salió a las 11:00 de la mañana.




Chamartín – León

El tren dirección León está a punto de salir pero no de este anden, sin pensarlo un segundo subimos corriendo las escaleras y nos fuimos a la oficina de información, que al darse cuenta del error que con nosotros habían tenido, personalmente se interesó en resolvernos el problema, pues el tren estaba a punto de salir. Su hora de salida era las 14:30 horas, y no las a las 15:00 como a mí me habían informado por teléfono.


Estación de Chamartín

Nada más entrar al tren emprendió la marcha, pero a nosotros después del sofoco de ir corriendo con las mochilas nos quedaba buscar el asiento que el billete nos indicaba, cosa que si lo encontramos, pero ocupado por una pareja de edad avanzada que se habían equivocado, pues el nº de asiento si coincidía con los billetes que ellos tenían, pero el nº de tren se les había pasado por alto. Subsanado este pequeño contratiempo nos disponemos a colgar las mochilas, tarea nada fácil, y por fin pudimos respirar profundo, pues llegamos a pensar que nos faltaba reflejos para afrontar ciertas situaciones de alto riesgo que nosotros debemos de evitar. Una vez ya acoplados en nuestros asientos nos dedicamos a observar por la ventanilla como Madrid se queda a nuestra izquierda, y nos vamos introduciendo en la parte de la sierra donde el paisaje se va haciendo más atractivo, mientras vamos contemplando la variedad arquitectónica del sinfín de casas de campo, que a nuestro paso nos encontramos.



A la derecha de nuestro camino queda una bella estampa de la Sierra de Guadarrama, y a medida que vamos avanzando ya en la cima de la sierra atravesamos un pequeño túnel donde se divisan piaras de vacas negras pastando por verdes praderas, y se deja sentir un fresquito típico de altura, pero a medida que vamos avanzando y perdiendo altura, vamos dejando detrás ese paisaje serrano hasta que llegamos a la ciudad de Avila,


Estación Ávila

y donde el tren se detiene durante algunos minutos. Cuando inicia la marcha y por el lado izquierdo, que es el nuestro, intentamos ver las murallas que cercan la ciudad, bueno que la cercaban, porque se observan modernos bloques de viviendas que no han tenido cabida dentro del recinto amurallado, y pasada la ciudad «amurallada» los paisajes van perdiendo interés y nos acordamos que sería bueno comer algo pues hora ya es, y en las mochilas llevamos comida y nos disponemos a bajarlas tarea nada fácil, el tren va repleto, el pasillo es muy estrecho y para desenvolvernos por los compartimentos de las mochilas, fue todo un espectáculo pensamos que más de uno se lo paso bien a nuestra costa y sin pagar nada, pero de lo que se trataba era de comer, y lo hicimos.- Cuando estamos recogiendo la improvisada mesa el tren va perdiendo velocidad y es que llegamos a Arévalo.


Arévalo

Un pueblecito en el camino que no nos despierta ningún interés, donde el tren para lo justo para la carga y descarga de algún viajero, y enseguida emprende el camino, los paisajes que desde el tren se observan pudimos compararlos con los de nuestra campiña de Guadalajara y así hasta Medina del Campo.


Medina del Campo

En este pueblo parece importante por el trasiego de personas y nudos de comunicaciones que desde ventanilla observamos. Cuando emprendemos el viaje y pasados algunos kilómetros, en su agricultura el cultivo de huerta se hace presente, no en vano estamos atravesando parte de la Rivera del Rio Duero. Según vamos avanzando los cultivos de regadío van dejando paso a las grandes extensiones de cereal, pues estamos en «Tierra de Campos» donde los horizontes se alejan y la blancura de los rastrojos parece una enorme sabana, solo salpicada por las torres de los escasos campanarios por esta zona presentes, que durante varios kilómetros este paisaje se repite hasta llegar a la ciudad del Pisuerga, Valladolid


Estación de Valladolid

donde en tren se detiene largo rato y nos da tiempo a reflexionar del camino que nos falta por recorrer hasta el destino convenido, llegando a la conclusión que debe de ser la mitad del camino. El tren se mueve y es que ya nos vamos, se nota calor y nos entra algo de morriña. Dejamos de hablar durante largo rato, yo me levanto para estirar las piernas y de paso me acerco hasta el servicio, este está ocupado y debo de esperar, mientras me entretengo mirando por la ventanilla, donde el paisaje es una repetición de la etapa anterior, y es que todavía estamos en “Tierra de Campos» por fin se abre la puerta del servicio y de él sale una chica joven, al entrar a duras penas logro introducirme, pues la puerta es muy estrecha y en su parte posterior pega con un toallero y no se puede abrir del todo, en esos momentos mi acorde de los gordos.



Una vez dentro mi necesidad era la fácil, aunque con el movimiento del tren tampoco resulta fácil, y cuando regrese a mi asiento comenté a Abilio lo poco prácticos que resultan los servicios de Renfe, este asintió con un leve movimiento con la cabeza hacia bajo, pensé que no había descansado bien la noche anterior pensando en el viaje. El tren va perdiendo velocidad resultando que estamos llegando a Palencia.


Estación de Palencia

donde para durante escasos minutos, por la ventana no se observa ninguna novedad que destacar, y creo que me quedo dormido durante un rato, pues cuando oigo un silbido de cruce de tren, abro los ojos y veo el letrero de Sahagún,


Estación de Sahagún

un pueblo de León y cerca este, mi reacción fue volver a asomarme por la Ventanilla donde pude comprobar que las extensas llanuras de «Tierra de Campos» han dado paso a un paisaje de pequeños valles muy diferentes a lo que durante muchos kilómetros ha sido el paisaje habitual, y que detrás ya ha quedado, pensando que falta poco para llegar a León, se me ocurrió preguntar a una señora que acababa de salir del servicio, respondiéndome que ya falta muy poco tiempo, y decidí despertar a Abilio para trasmitirle la necesidad de ir descolgando las mochilas, pues estamos llegando a León.


Estación de León


León – Ponferrada

Cuando arranca el tren lo hace cambiando su trayectoria, ahora vamos de cara al sol y en dirección Oeste la tarde va de capa caída y el fresquito se deja sentir los, paisajes verdes que por aquí se ven resultan atractivos, pues debemos estar bastante altos, en cultivo de cereal escasea y abundan más las parcelas de maíz y algunos prados con reses de vacuno, entretanto nos acercamos a Astorga


Estación de Astorga

pues la parada es cortita y el tren va medio vacío a partir de aquí el fresco agradable que poco atrás se dejaba sentir ahora se ha vuelto a un frío desagradable, tal es así que tenemos que buscar el jersey aun sabiendo lo complicado que resulta tener que hurgar en los compartimentos de la mochila, según vamos avanzando las vistas van ganando en atractivo los picachos que vamos atravesando a través de túneles, los puentes que a lo largo se divisan de la nueva autopista de acceso a Galicia en construcción resultan espectaculares, una pena que se esté haciendo de noche y no poder contemplar este paisaje natural que resulta ser el comienzo de los Picos de Europa, de pronto observamos luces entremezcladas con las escombreras de las minas de carbón, resultando ser el pueblo donde por casualidad nos va a tocar pernoctar en régimen de albergue, preguntamos a un funcionario de Renfe por el pueblo próximo y nos confirmó lo que ya habíamos dado por hecho, además al preguntarle por el albergue nos dijo, que quedaba bastante retirado desde la estación, y optamos por ir en taxi. Cuando por fin para el tren para en Ponferrada.


Estación de Ponferrada

Nos bajamos con decisión a montar al primer taxi de la fila y le comunicamos al taxista, al albergue por favor, este respondió al de arriba, contestando los dos a la vez siii, en el corto recorrido no hablamos nada, pues el conductor tiene cara de pocos amigos y no invita al dialogo, algunos minutos después y sin estar el taxi parado dice: son quinientas y es aquí, una vez descargadas las mochilas tocamos el timbre en la puerta de al lado, pero no salía nadie a abrirla, y el taxista que regresaba de darse la vuelta, se percató de la novatada y nos indicó es la otra puerta más adelante. una vez pasado el umbral de lo que sería nuestro hotel, hay un patio con mesas debajo de unos árboles y algunos chavales de tertulia donde se respira un ambiente de cierta tranquilidad, pero nosotros deseosos de saber dónde nos iban a ubicar nos dirigimos a la puerta de entrada donde hay una especie de mostrador de recepción, una vez aquí se nos acercó una joven presentándose, soy la cuidadora del Albergue y me llamo Aurea interesándose desde donde veníamos pidiéndonos que nos identificásemos, cuando comprobó que es la primera vez que, pisamos un albergue.


Albergue. Foto: Google Earth

Nos facilitó el carnet de peregrino, y nos asignó la habitación donde debíamos de pasar la noche.-Una vez aquí nos dispusimos a dejar las mochilas y asesorarnos algo para después llamar a casa por teléfono y comunicarles el éxito del viaje para después ir a cenar, pero al preguntar a Aurea donde se podía cenar nos dijo que el albergue ya estaba cerrado, aunque nos concedía como una hora para volver, y como el pueblo está algo retirado decidimos cenar de las reservas que todavía nos quedan, además estamos algo cansados y mañana tenemos que iniciar la marcha, para cenar en vez de bajar al comedor que hay en la planta baja lo hicimos en la habitación improvisando una pequeña mesa que forma parte del escaso mobiliario del que disponemos, durante la cena el comentario que hicimos consistió en elogiar la curiosidad del albergue y la amabilidad con que Aurea nos atendió, pues al decirle lo que deberíamos de pagar por dormir y desayuno, nos dijo que la voluntad, pues añadió que los peregrinos los hay de distintas capas sociales y la cuota es voluntaria, añadiendo que ella ha sido peregrina y conoce el sacrificio que para muchas personas supone el tener que pagar aunque sea poco, además parte de los gastos de los albergues los financia el Ayuntamiento.



Después de la merienda cena decidimos acostarnos, son las once da la noche y el silencio en el albergue es total, lo difícil es introducirse dentro del saco y el poco espacio que existe entre literas dificultando los movimientos, bromeamos diciéndonos que mi cama es más grande que la tuya etc., por fin decidimos apagar la luz, no sin antes poner el reloj despertador a las seis de la mañana y desearnos descansar bien y despedirnos hasta mañana. Los pitidos de mi reloj despertador me hacen encender la luz y la triste realidad se impone, observo a Abilio hecho un ovillo metido dentro del saco de dormir en la litera de al lado, que sigue roncando como si del primer sueño se tratara, hube de hablarle con tono de voz subido, Abilio ya ha cantado el gallo, por fin reacciona y después de asearnos nos disponemos a recoger los trastos, cuando estamos a punto de bajar a desayunar Abilio se acuerda del carnet de peregrino que no sabe dónde lo había metido, y después de vaciar la mochila pensando lo había dejado dentro, resulta que por la noche se lo había dejado en la litera de arriba, cuando bajamos al comedor solo hay extranjeros y tenemos que copiar como se las arreglan, pues es una especie de bufe y cada uno debe de servirse lo que quiera, a mí las cafeteras me jugaron una mala pasada, después de probar con tres que al volcarlos no me daban café, y a otros sí, me percato de un pequeño artilugio que pulsándolo no se resistía, cuando terminamos de desayunar, (bien por cierto) nos consideramos obligados a pagar, y hubimos de buscar al cocinero del albergue para que nos cambiara moneda y poder dejar nuestra voluntad en la hucha que al efecto hay a la salida del alberque.



A este buen señor el cocinero del albergue, recurrimos para que nos indicara el camino a seguir, que nos lo indico, hasta dar vista a una carretera que nos conducía por el centro del pueblo, advirtiéndonos que con las flechas no íbamos a tener ninguna dificultad.




08/07/00 Ponferrada- Trabadelo

Cuando llevamos andado un kilómetro aproximadamente, y creo que estamos por el centro del pueblo de Ponferrada hemos dejado de ver las flechas que nos indican el camino a seguir, y tenemos que recurrir al primero que a nuestro paso nos encontramos por si nos puede indicar el camino correcto, pues se trata de un señor de largo bigote con pinta de despistado que al hacerle la pregunta del camino de Santiago hubimos de cambiar el rumbo atravesando por unas calles que nos despistaron bastante, y al no estar totalmente convencidos de la ruta que llevamos volvemos a preguntar y entre las explicaciones que nos dan, tenemos la opción de ir por camino o carretera, escogiendo carretera porque nos indica hay algunos kilómetros de ventaja y además el camino está muy deficiente.



Cuando por fin nos ponemos en la ruta correcta, pues se trata de una carretera con un arcén muy estrecho donde la precaución que debemos de llevar se convierte en una preocupación por la gran cantidad de tráfico que hay, por esta zona se observan gran cantidad de pequeñas industrias a ambos lados de la carretera donde su continuidad se hace presente durante varios kilómetros, hasta atravesar los pueblos de Columbrianos y Fuentes Nuevas


Pasando por Columbrianos