El mejor viaje que he hecho en mi vida fue en el verano del 95. Volé hasta sudamerica, a Bolivia, para hacer una excursión por la Amazonía Boliviana que, según me decían , era la más agreste y menos deforestada de toda la Amazonía.
Nos alojamos dos parejas que hicimos el viaje en La Paz, la capital de Bolivia. Alquilamos un 4×4 y ascendimos una carretera que superaba los 5.000 metros de altura hasta cruzar los Andes, desde dónde iniciamos un vertiginoso descenso de casi cuatro mil metros hasta una región de una boscosidad lujuriosa que se llama Los Yungas, desde dónde iniciamos la entrada en la Amazonía Boliviana. La ruta entre Coroico, en los Yungas y Rurrenabaque, en plena Amazonía, es indescriptible. En éste último pueblo, Rurrenabaque, entramos en contacto con un descendiente de navarros, Tico Tudela, que nos organizó una entrada en lo más recóndito de la Selva, fuera de todo tipo de rutas turísticas. Descendimos en canoa varias horas por el Río Beni, afluente del Amazonas y pasamos varios días en plena Selva. Nos habían dicho que era muy difícil observar la fauna en las rutas turísticas por el Amazonas, pero aquí fue todo lo contrario. Observamos Capibaras, Avestruces, monos aulladores, cocodrilos, anacondas, águilas, pescamos pirañas y , aunque no lo vimos, pudimos oír alguna noche a los Jaguares. Fue una experiencia alucinante y el mejor viaje que he hecho y creo haré en mi vida.
Antonio